Page 68 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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Como parte del análisis de los saberes docentes, se ha podido observar con respecto a la
enseñanza de las ciencias naturales en las escuelas, como estos tienen lugar por el uso que los
docentes hicieron de los saberes del territorio que poseen los alumnos, los padres y otros actores
sociales, arraigados en objetos, herramientas, prácticas y palabras.
Como resultado de esta apropiación de los docentes, se destaca:
La incorporación de una apropiación problematizadora del territorio rural como un campo
relacional, entre la vida natural y la vida humana; donde aparecen usos, historias, memorias,
acontecimientos, relacionados con el espacio; el uso del agua, sus formas tradicionales de
decantación y uso de materiales y vegetales para llevarlos a cabo en vida cotidiana de la
comunidad rural, como ser el uso de cactacéas para la decantación del agua, etc.
La recuperación del uso de la herbolaria nativa para la fabricación de productos, tales como
diferentes cremas para mitigar o curar enfermedades específicas. Fenómeno que se aproxima
a lo que hoy se conoce como entofarmacología.
La atención al calendario agro festivo, que contemplan épocas del año, meses, actividades
agrícolas, festividades, rituales, observación de astros y otras manifestaciones de la naturaleza;
entablando relaciones con la planificación de anual de los contenidos y los conocimientos
propios de cada comunidad.
La posibilidad de plantear la incorporación de actores sociales en las clases de ciencias que
aborden formas de resolución de tareas de la vida cotidiana; riego de cultivo, teñido de lana,
mediante tecnologías locales eficaces.
La clasificación de especies vegetales autóctonas, como una forma de valorar el conocimiento
existente en las comunidades; y una forma de acercamiento a la etnobotánica.
Asimismo, este planteo se sostiene en un enfoque de enseñanza integrado culturalmente
basado en los “fondos de conocimiento” (McIntyre y Rightmyer, 2005). Cuando los profesores
valoran, usan y se apropian de los saberes de los estudiantes, familias y comunidad, incrementando
las relaciones entre estos y las propuestas de enseñanza de la escuela. Se parte de la idea que el
aprendizaje de los estudiantes se ve afectado por los contextos en los que ellos viven y los factores
existentes en esos contextos. Se reconoce que los saberes que traen de su familia y comunidad
sirven para crear oportunidades de aprendizaje en clase. Por lo tanto, no parece que exista una
relación lineal entre un contexto y el otro, sino que los compañeros, la familia, la comunidad, y la
clase y el profesor pueden influir en el aprendizaje. En términos de Basil Bernstein (1988), la
clasificación débil entre los contextos de producción y reproducción, favorecerían la enseñanza de
los conceptos científicos. Esto es así, porque se partiría de un enfoque de las ciencias, denominado
etnociencias que parte de las formas de percibir, apreciar, comprender la naturaleza con sus
particularidades, identidades, idiosincrasia, cosmovisión y prácticas de la comunidad que participa.
Hacia una didáctica intercultural
Actualmente hay un importante consenso en pensar la formación científica y tecnológica
como imprescindible para ayudar a la formación ciudadana. La alfabetización científica y
tecnológica es un hecho que ha logrado instalarse en el debate educativo actual.
En este sentido, y en tomando en cuenta lo planteado en este trabajo se espera, por un lado,
contribuir a:
erradicar las actitudes negativas hacia las ciencias, un marcado desinterés hacia los estudios
científicos (Tricárico, Hugo, 2006: 116);
fortalecer la identidad cultural de los alumnos de las comunidades rurales e indígenas, las
culturas populares como las andinas, las de los pueblos del chaco, las patagónicas y otras
formas culturales tradicionales han sufrido la exclusión de las escuelas durante muchos años;
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