Page 136 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
de juguete entre las quebradas y los pinos, por una
pequeña pista apenas visible en la que Sergio creyó
descubrir rodadas más antiguas.
A medida que pasaba la tarde, la máquina parecía
funcionar con más suavidad, e incluso hacer menos
ruido. A pesar de las protestas del Huesos, al que le
molestaba levantarse de su asiento, Sergio se obstinó
en coger un viejo engrasador de cobre que había en un
rincón y utilizar en las partes móviles la espesa grasa
negra que el recipiente arrojaba. Después de eso las
cosas parecieron ir mejor...
Las quebradas cedieron su lugar a una extensión
pantanosa, cubierta de amplias superficies de agua
limosa donde se revolcaban y luchaban extraños
animales cubiertos de escamas. La pinada, cada vez
más alta, cada vez más oscura y tenebrosa, continuaba
a su izquierda. El Vikingo, que observaba atentamente
al Manchurri, tocó el brazo de Sergio, como si se
hubiera producido algo esperado.
—Ahora va a empezar a hablar —dijo, tratando de
hacerse oír por encima de los chirridos de la
maquinaria—. No le interrumpas... pero estáte
preparado, por que cuando acabe, caerá como una
masa...
—¡Pedales! —dijo el Manchurri—. ¡Oh, Señor, Señor!
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