Page 139 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
vino, y diciendo oscuramente lo que le haría a una tal
Juanita si le daba un beso, se había derrumbado casi
encima de la caldera.
A pesar de sus preocupaciones, Sergio se dio cuenta
de que se estaba riendo a mandíbula batiente... tal
había sido el impacto que le causara la desatada
verborrea del Manchurri. Trató de contener al pesado
vehículo y de evitar, con el alma en un hilo, que las
anchas ruedas se saliesen del camino, yendo todos a
parar a la ciénaga próxima.
La palanca era verdaderamente dura de manejar, y
fue con un suspiro que aceptó la compañía del Vikingo,
mientras el Huesos pasaba a la labor del fogonero.
—Este hombre acabará alcohólico perdido —dijo
Sergio, mirando a su compañero—. ¿No se puede hacer
nada para evitarlo?
—Quizá. Si me explicas por qué hay que evitarlo.
—Por lógica... Se hace daño a sí mismo, perjudica su
salud...
—Su salud es de él, y nadie tiene derecho a
interponerse. Además, no creas que siempre está ahí...
Esto le da de cuando en cuando. La historia del
cofrecillo de monedas de plata y la muchacha triste de
Donegal se la he oído unas treinta veces...
—¿Y cómo acaba?
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