Page 138 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
distancia de Moscú, cuando un forastero apareció y le
hizo proposiciones deshonestas... Nada menos se
atrevió a preguntarle si quería hacer un trabajo para él.
Mi abuelo, que era hombre un si es no es sordo, y por
esto bastante mal hablado, le atizó al forastero en el
prepucio, o sea en la parte superior de la cabeza, por si
no lo entiendes. Huesos, animal, más que animal, que
no entiendes nada, y contigo no se puede hacer carrera,
y acabarás mal, y eres un mal hijo, y ya verás tú lo que
es bueno... La carrera buena fue la que corrió, que yo
lo vi, Masduff, el ermitaño armero de Abilene cuando
le cogieron mezclando la pólvora con azúcar... Pues
pasó que tenía un perro muy majo que se llamaba
Pepito, como mi buey... Lo compré en una alquería
cerca de Madrid, y me dijo... si te acuestas conmigo...
te daré... mi abuelo... el forastero... y su mujer. Aquella
sí que era una real moza... parecía un buey, pero en
fino... Movía el trasero mismamente como ese cilindro,
plim, plom, plim, plom... y yo le dije que ni una patata
más... Muero feliz, hijos míos,
A una seña del Vikingo, Sergio se lanzó rápidamente
sobre la palanca, tratando de contener la encabritada
marcha del vehículo mientras los otros dos,
abandonando de momento sus funciones, sostenían la
insensible masa del inconsciente Manchurri, que,
lanzando extraños ronquidos, como si regurgitase el
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