Page 143 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
singularidad de la construcción, la distribución de la
casa era cómoda y de fácil acceso. Igualmente eran
cómodas y acogedoras las habitaciones, con ventanas
mucho más grandes de lo que pudiera pensarse, y
desde luego, exentas de toda humedad, ya que la
primera planta estaba construida a metro y medio
sobre el suelo. La puerta de entrada era de gruesos
tablones, reforzados con anchos herrajes, y con un par
de aspilleras que podían cerrarse desde dentro. La
planta baja contenía los establos del ganado,
almacenes, una amplia nave dedicada, al parecer, a
fundición, y un pequeño polvorín. Por el contrario, en
el piso alto se hallaban las alcobas, la cocina, y varias
habitaciones vacías para visitantes, amén de un
amplísimo comedor con gran chimenea lateral. Todo
estaba amueblado con muebles y utensilios
relativamente toscos, hechos seguramente por el
propio Morris y su familia.
Habría allí unas veinte personas, entre hombres,
mujeres, niños y ancianos, y al principio a Sergio le
costó bastante definir las relaciones existentes entre
ellos. Una muchacha joven, llamada Leonor, morena,
muy agraciada, con alegres ojos negros y un cutis
blanco y sedoso, le convenció al día siguiente, poco
después de que se levantase y tomara un abundante
desayuno, para que le acompañara a dar un paseo por
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