Page 73 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei Gabri e l Berm údez Casti llo
cambiando a su alrededor. Los colosos que hubiera al
principio fueron siendo sustituidos por otros árboles
más pequeños, de corteza rojo‐dorada y anchas hojas
palmeadas... A veces, las enredaderas y las lianas
dificultaban su marcha, y se vio obligado en varias
ocasiones a dar rodeos para esquivar muros de
hojarasca casi impenetrables. No vio más que
pequeños animales, que huían al encontrarse con él.
Uno de ellos, un diminuto ser peludo, amarillento, con
una larga y espesa cola, grandes orejas, y anchos ojos
azules, le siguió dando saltos durante un buen trecho.
A Sergio le pareció inofensivo, hasta que le vio trepar
velozmente a un árbol, y arrojarse sobre un ave
multicolor posada en una rama... Las blandas patas
amarillentas alojaban unas largas y cortantes garras
que dieron pronto buena cuenta de la indefensa ave.
Al caer la noche, después de un crepúsculo escarlata
apenas visible entre la arboleda, se levantó un viento
frío que le hizo temblar. Se encontraba totalmente
derrengado, y apenas tuvo fuerzas para subir a un
árbol algo más alto que los otros y acurrucarse en la
horquilla de una gruesa rama. Prendió la bolsa con los
alimentos a una de las ramas laterales y trató de atarse
lo mejor posible al tronco por medio de su cinturón...
No tenía ni siquiera ganas de comer; bebió agua, y a
pesar de la incómoda y desacostumbrada postura, el
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