Page 83 - Viaje A Un Planeta Wu-Wei - Gabriel Bermudez Castillo
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Viaje a un plan eta Wu -Wei                               Gabri e l Berm údez Casti llo


               Sin embargo, continuaba sintiendo un dolor sordo y

            extenso en el tobillo; al examinarlo, se dio cuenta de

            que  el  vendaje  se  había  transformado  en  un  gran


            grumo de sangre seca. A pesar de que la inyección que

            logró ponerse antes de perder el sentido había hecho


            desaparecer la infección, las heridas tardarían tiempo

            en curar. Por si acaso, cogió la pistola inyectora y se

            aplicó  otra  dosis  en  la  misma  pierna  herida,  lo  más


            cerca posible del vendaje. Después, sintiéndose como

            si flotara, como si el suelo apenas hiciera contacto con

            sus pies, comenzó a extraer cosas de la caja oxidada.


               Lo  primero  de  todo  fue  una  tienda  portátil,  ligera


            como una tela de araña, que desplegó sobre el cajón,

            consiguiendo una agradable sombra para su dolorida

            piel.         Después,             lentamente,                descansando                 con


            frecuencia, apiló latas de conserva, varios recipientes

            de agua, cargas para el fusil magnético, media docena


            de libros, una caja con frascos de antibióticos y otras

            drogas,  un  completísimo  botiquín,  un  estuche  de

            planos,  una  gran  mochila  con  placa  antigrav,  un


            pequeño  hornillo  portátil...  Más  tarde  comió

            ligeramente y, mordiéndose los labios, se arrancó de


            un tirón el seco vendaje del tobillo, cubriendo la herida

            inflamada  con  pomada  desinfectante  y  un  aposito

            limpio.


               Permaneció dos días allí, reposando y recuperando


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