Page 233 - Sombras En Fuga - Orson Scott Card
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Sombras en fuga ‐ Orson Scott Card
El mundo parecía oscilar; la que oscilaba era la Reina
Colmena. Luego ella se recostó, encorvándose dentro del
círculo de su zona exclusiva. Mientras se echaba hacia
abajo, la reina procuraba no aplastar a ningún macho. Los
protegía, amándolos hasta el final.
Entonces Ender sintió que algo vital se extinguía en
su mente. Comprendió que la calidez y la luz que había
experimentado siendo un zángano era la mente de la
Reina Colmena. Y ahora había desaparecido.
Los machos se desprendieron, uno por uno. Siendo
uno de ellos, Ender comprendió que era hora de buscar
una nueva reina. Ella no los había devorado, así que eran
muy valorados y se les permitía ayudar a una nueva reina
a sembrar la colmena.
Se elevaron en el aire y volaron. Los rodeaba la
presión constante de las babosas y los rajos que subían
por las rampas.
Pero había algo más. Obreras fórmicas, debilitándose.
A diferencia de la reina, no bajaban al suelo. Flotaban a la
deriva, subían, caían, impulsadas por los remolinos de
aire de la cámara de la Reina Colmena.
Estas imágenes de fórmicas moribundas le llegaban
como fotos fijas, una tras otra: no era igual que cuando él
era un zángano adherido, ahora era un zángano volador.
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