Page 133 - iIndependencia 1849-1856.
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La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia	  133

            pasado. Su Majestad aprueba y promete extender por doce meses
            la tregua autorizada por el último acto, que debía durar mientras
            se celebraban las negociaciones, que Su Majestad propuso a las
            provincias orientales, con el propósito de terminar pacíficamente
            nuestras dificultades domésticas, lo que monta, de hecho, a la
            misma cosa que la última propuesta de los agentes de Francia y
            Gran Bretaña, pero la tregua en esta forma está en consonancia
            con los deberes, la dignidad y el honor del gobierno de Su Majestad
            y de la nación haitiana. Queda entendido que durante el período
            de esta tregua, las cosas permanecerán a ambos lados en el presente
            status. Su Majestad, mientras defiere a los deseos de las potencias
            mediadoras, se siente feliz al dar esta nueva prueba de su sincero y
            ardiente deseo de paz.16
    	
    Como los dominicanos lo que esperaban era una tregua de
diez años, rechazaron la decisión de Suolouque de que fuera por
tan solo doce meses. En una carta que el canciller dominicano le
envió a los agentes mediadores el 20 de noviembre de 1851, entre
otras cosas, dijo:

                 […] la nueva tregua no sólo es obvio que resulta absolutamente
            inaceptable, sino que estará en conflicto con los principios estable-
            cidos por las grandes Potencias mediadores para el establecimiento
            de la paz entre los dos estados de la isla que tiene como base una
            tregua de diez años o una tregua definitiva, con el reconocimiento
            de la República Dominicana.17

    Sin embargo, no hubo adicionales negociaciones y la tregua
se mantuvo de hecho durante los años 1851 y 1852, salvo incursio-
nes esporádicas de «maroteos» de soldados de ambos ejércitos en
la zona fronteriza y no se llegó a firmar ningún documento oficial

16	 A. Lockward, Documentos para la historia, pp. 196-197.
17	 Ibídem, p. 201.
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