Page 87 - El alquimista
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-¿Qué es lo que me falta saber? -insistió el muchacho.
                                          Pero el Alquimista continuó mirando el horizonte. Poco después,
                                       el halcón retornó con la comida. Cavaron un agujero y encendieron
                                       una hoguera en su interior, para que nadie pudiese ver la luz de las
                                       llamas.
                                          -Soy un Alquimista porque soy un Alquimista -dijo mientras
                                       preparaban la comida-. Aprendí la ciencia de mis abuelos, que a su vez
                                       la aprendieron de sus abuelos, y así hasta la creación del mundo. En
                                       aquella época, toda la ciencia de la Gran Obra podía ser escrita en una
                                       simple esmeralda. Pero los hombres no dieron importancia a las cosas
                                       simples y comenzaron a escribir tratados, interpretaciones y estudios
                                       filosóficos. También empezaron a decir que sabían el camino mejor
                                       que los otros
                                          »Pero la Tabla de la Esmeralda continúa viva hasta hoy.
                                          -¿Qué es lo que estaba escrito en la Tabla de la Esmeralda? -quiso
                                       saber el muchacho.
                                          El Alquimista empezó a dibujar en la arena y no tardó más de cinco
                                       minutos. Mientras él dibujaba, el muchacho se acordó del viejo rey y
                                       de la plaza donde se habían encontrado un día; parecía que hubieran
                                       pasado muchísimos años.
                                          -Esto es lo que estaba escrito en la Tabla de la Esmeralda -dijo el
                                       Alquimista cuando terminó de escribir.
                                          El muchacho se aproximó y leyó las palabras en la arena.
                                          -Es un código -dijo el muchacho, un poco decepcionado con la
                                       Tabla de la Esmeralda-. Se parece a los libros del Inglés.
                                          -No -respondió el Alquimista-. Es como el vuelo de los gavilanes;
                                       no debe ser comprendido simplemente por la razón. La Tabla de la
                                       Esmeralda es un pasaje directo para el Alma del Mundo.
                                          »Los sabios entendieron que este mundo natural es solamente una
                                       imagen y una copia del Paraíso. La simple existencia de este mundo es
                                       la garantía de que existe un mundo más perfecto que éste. Dios lo creó
                                       para que, a través de las cosas visibles, los hombres pudiesen compren-
                                       der sus enseñanzas espirituales y las maravillas de su sabiduría. A esto
                                       es a lo que yo llamo Acción.
                                          -¿Debo entender la Tabla de la Esmeralda? -preguntó el chico.
                                          -Si estuvieras en un laboratorio de Alquimia, quizá ahora sería el
                                       momento adecuado para estudiar la mejor manera de entender la Tabla
                                       de la Esmeralda. Sin embargo, te encuentras en el desierto. Entonces,
                                       sumérgete en el desierto. Él sirve para comprender el mundo tanto


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