Page 31 - La muerte de Artemio Cruz
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el ruido, verás los olores, olerás el gusto: alargarás los brazos para no caer en los pozos
del caos, para recuperar el orden de toda tu vida, el orden del hecho recibido, trasmitido
al nervio, proyectado sobre la zona correcta del cerebro, devuelto al nervio convertido
en efecto y otra vez en hecho: alargarás los brazos y detrás de los ojos cerrados verás los
colores de tu mente y por fin sentirás, sin ver, el origen del tacto que escuchas: las
sábanas, el roce de las sábanas entre tus dedos crispados, abrirás las manos y sentirás el
sudor de las palmas y quizás recordarás que naciste sin líneas de vida o fortuna, de vida
o de amor: naciste, nacerás con la palma lisa, pero bastará que nazcas para que, a las
pocas horas, esa superficie en blanco se llene de signos, de rayas, de anuncios: morirás
con tus líneas densas, agotadas, pero bastará que mueras para que, a las pocas horas,
toda huella de destino haya desaparecido de tus manos:
caos: no tiene plural
orden, orden: tú te prenderás a las sábanas y repetirás en silencio, dentro de ti, las
sensaciones que el orden de tu cerebro aloja, aclara: localizarás mentalmente, con un
esfuerzo, los lugares que advierten la sed y el hambre, el sudor y el escalofrío, el
equilibrio y la caída: los localizarás en el cerebro inferior, el sirviente, el doméstico que
cumple las funciones inmediatas y libera al otro, al superior, para el pensamiento, la
imaginación, el deseo: hijo del artificio, de la necesidad o del azar, el mundo no será
simple: no podrás conocerlo en la pasividad, dejando que las cosas te sucedan: deberás
pensar para que la asociación de peligros no te derrote, imaginar para que la pura
adivinanza no te niegue, desear para que el tejido de lo incierto no te devore:
sobrevivirás:
te reconocerás:
reconocerás a los demás y dejarás que ellos —ella— te reconozcan: y sabrás que te
opondrás a cada individuo, porque cada individuo será un obstáculo más para alcanzar
las metas de tu deseo;
desearás: cómo quisieras que tu deseo y el objeto deseado fuesen la misma cosa;
cómo soñarás en el cumplimiento inmediato, en la identificación sin separaciones del
deseo y lo deseado:
reposarás con los ojos cerrados, pero no dejarás de ver, no dejarás de desear:
recordarás, porque así harás tuya la cosa deseada: hacia atrás, hacia atrás, en la
nostalgia, podrás hacer tuyo cuanto desees: no hacia adelante, hacia atrás:
la memoria es el deseo satisfecho:
sobrevive con la memoria, antes que sea demasiado tarde,
antes que el caos te impida recordar.
(1913 — Diciembre 4)
ÉL sintió el hueco de la rodilla de la mujer, húmedo, junto a su cintura. Siempre
sudaba de esa manera ligera y fresca: cuando él separó el brazo de la cintura de Regina,
allí también sintió la humedad de cristales líquidos. Extendió la mano para acariciar
toda la espalda, lentamente, y creyó dormirse: podría permanecer así durante horas, sin
más ocupación que acariciar la espalda de Regina. Cuando cerró los ojos, se dio cuenta
de la infinidad amorosa de ese cuerpo joven abrazado al suyo: pensó que la vida entera
no bastaría para recorrerlo y descubrirlo, para explorar esa geografía suave, ondulante,
de accidentes negros, rosados. El cuerpo de Regina esperaba y él, sin voz y sin vista, se
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