Page 147 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 147

www.elaleph.com
               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               POSADERA.- M buen lord, sedme favorable, sostenedme, os conjuro!
               LORD JUSTICIA.- Cómo es esto, Sir John? Qué escándalo estáis
               produciendo? Es éste vuestro sitio, en estos momentos y así cumplís
               vuestra misión? Deberíais estar ya muy adelante en el camino de
               York.- (Al corchete) Soltadle, muchacho; porqué te aferras a él?
               POSADERA.- Oh! mi muy venerable lord, permítame Vuestra Gracia
               decirle que soy una pobre viuda de Eastcheap y que le prenden a mi
               requisición.
               LORD JUSTICIA.- Por qué suma?
               POSADERA.- Es más que por algo, milord, es por todo, por todo lo
               que poseo; me ha comido la casa y el hogar entero; ha trasladado toda
               mi sustancia dentro de esa gruesa panza pero quiero que me devuelva
               algo o he de cabalgar sobre ti todas las noches como una pesadilla.
               FALSTAFF.- Me parece más probable que sería yo quien cabalgara la
               yegua, por poco que me favoreciera el terreno.
               LORD JUSTICIA.- Qué significa esto, Sir John? Qué hombre decente
               podría sufrir esta tempestad de denuestos? No tenéis vergüenza de
               obligar a una pobre viuda a recurrir a esa violencia para recuperar lo
               que es suyo?
               FALSTAFF.- (A la posadera) A qué suma asciende el total de lo que
               te debo?
               POSADERA.- Caramba! Tu persona y tu dinero, si fueras un hombre
               honrado. No me juraste, sobre un jarro con figuras doradas, sentado
               en mi cuarto del Delfín, en la mesa redonda, cerca de un buen fuego,
               el miércoles de Pentecostés, el día en que el príncipe te rajó la cabeza
               porque comparaste a su padre con un cantor de Windsor, no me
               juraste, cuando estaba lavándote la herida, casarte conmigo y hacer de
               mi milady Falstaff? Puedes negarlo? Acaso en ese momento no entró
               Doña Sólida, la mujer del carnicero y me llamó comadre Quickly?
               Venía a pedirme prestado un poco de vinagre, diciendo que tenía un
               buen plato de langostinos; por lo que deseaste comer algunos, a lo que
               contestó que eran malos para una herida abierta. Y no me dijiste,

                                          147
                          Este documento ha sido descargado de
                                  http://www.educ.ar
   142   143   144   145   146   147   148   149   150   151   152