Page 208 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 208

www.elaleph.com
               William Shakespeare                    donde los libros son gratis

               ruda asistencia, temí luego ser derribado por su poder. Para evitarlo,
               les hice pedazos; tenía ahora el proyecto de conducir el resto a Tierra
               Santa, temiendo que el reposo y la inacción no les aconsejasen
               examinar de cerca mi autoridad. Así pues, Harry, que ese sea tu
               sistema ocupar esos espíritus inquietos, en guerras extranjeras, de
               manera que su actividad, ejercitada lejos de aquí, pueda borrar la
               memoria de los primeros días. Más te diría, pero mis pulmones están
               de tal modo fatigados, que ya no tengo fuerza para hablar. Que Dios
               me perdone como alcancé la corona y permita que puedas tú vivir en
               paz con ella!
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Mi gracioso señor, la haréis ganado, llevado,
               conservado y me la dais; así, mi posesión es completa y legítima: con
               una energía superior a la común, la defenderé contra el mundo entero.
                   (Entran el Príncipe Juan de Lancaster, Warwick, lores, etc.)
               REY ENRIQUE.- Mirad, mirad, ahí viene mi Juan de Lancaster.
               PRÍNCIPE JUAN.- Salud, paz y prosperidad a mi real padre!
               REY ENRIQUE.- Me traes la prosperidad y la paz, hijo Juan; pero la
               salud, ay! volose sobre sus alas juveniles de este tronco seco y
               marchito. Ya lo ves; mi tarea en este mundo toca a su fin. Dónde está
               milord de Warwick?
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Milord de Warwick!
               REY ENRIQUE.- La cámara en la que me desvanecí por primera vez,
               tiene algún nombre particular?
               WARWICK.- La llaman Jerusalén, mi noble señor.
               REY ENRIQUE.- Dios sea alabado! Es allí donde debe concluir mi
               vida. Se me ha profetizado hace muchos años que no moriría sino en
               Jerusalén; había creído por error que sería en Tierra Santa. Pero
               llevadme a esa cámara; quiero reposar allí; en esa Jerusalén morirá
               Enrique. (Salen)






                                          208
                          Este documento ha sido descargado de
                                  http://www.educ.ar
   203   204   205   206   207   208   209   210   211   212   213