Page 205 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 205

www.elaleph.com
               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               mata por nuestro trabajo. Ese amargo desencanto premia la previsión
               del padre expirante.
                   (Vuelve Warwick)
                   Y bien? Dónde está, el que no puede esperar hasta que su aliada
               la enfermedad concluya conmigo?
               WARWICK.- Milord, he encontrado al príncipe en la cámara
               contigua, regando con tiernas lágrimas su dulce rostro, en tal actitud
               de profunda pena que la tiranía, que solo con sangre se desaltera
               habría al verle, lavado su espada en lágrimas de piedad.
               REY ENRIQUE.- Pero por qué ha tomado la corona?
                   (Vuelve el Príncipe Enrique)
                   Ah! helo aquí. Acércate, Harry. Alejaos de ésta cámara; dejadnos
               solos.
                   (Salen Clarence, Humphrey, Lords etc.)
               PRÍNCIPE ENRIQUE.- Nunca creí oír ya vuestra voz!
               REY ENRIQUE.- Esa idea era hija de tu deseo, Harry. Tardo
               demasiado cerca de ti y te canso. Tienes tal hambre de mi trono vacío,
               que quieres violentamente investirte de mis dignidades, antes que la
               hora madure? Oh, loca juventud! Aspirar a la grandeza que debe
               abrumarte! Espera tan solo un momento; porque la nube de mi poder,
               está sostenida por tan débil viento, que pronto caerá: mi día se
               obscurece. Has estafado aquello que, dentro de pocas horas, era tuyo
               sin delito. En la hora de mi muerte, has puesto el sello a mis
               previsiones. En vida me has probado que no me amabas y quieres que
               muera con esa convicción. Encubres mil puñales en tus pensamientos,
               que has afilado sobre tu corazón de piedra, para herir la última media
               hora de mi vida. Como! No puedes tolerarme una media hora mas?
               Ve, pues, a cavar tú mismo mi tumba y ordena a las alegres campanas
               que suenen a tus oídos, que estás coronado, no que estoy muerto. Que
               todas las lágrimas que regarían mi féretro, sean gotas de bálsamo para
               santificar tú cabeza! Arroja mis restos al polvo del olvido, da a los
               gusanos aquel que te dio la vida. Expulsa a mis servidores, anula mis

                                          205
                          Este documento ha sido descargado de
                                  http://www.educ.ar
   200   201   202   203   204   205   206   207   208   209   210