Page 36 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               William Shakespeare                    donde los libros son gratis

               vidas de los que guiaba a combatir contra el gran mago, el condenado
               Glendower, con cuya hija, según hemos oído, acaba de casarse.
               Debemos vaciar nuestros cofres para redimir un traidor? Debemos
               comprar la traición y transigir con vasallos que se han perdido y
               arruinado ellos mismos? No, que se muera de hombre en esas
               montañas estériles! Jamás consideraré amigo al hombre que abra la
               boca para pedirme un penique para el rescate del rebelde Mortimer!
               HOTSPUR.- Rebelde, Mortimer! Si fue vencido, mi soberano, fue solo
               por el azar de la guerra. Para probarlo, bastaría hacer hablar una de
               sus heridas, de esas heridas abiertas, valientemente recibidas, cuando
               en la verde orilla del gentil Saverna, en singular combate, frente a
               frente, luchó más de una hora contra el fuerte Glendower. Tres veces
               descansaron y tres veces, de común acuerdo, bajaron a aplacar la sed
               en las frescas aguas del Saverna, el que, espantado de su aspecto
               sangriento, corría azorado entre los trémulos juncos, ocultando su
               rizada cabeza en el fondo del lecho, ensangrentado por los valerosos
               combatientes. Jamás una baja o inmunda superchería hubiera
               coloreado su obra con tales heridas de muerte, ni jamás el noble
               Mortimer las habría recibido voluntariamente. Que no se le trate,
               pues, de rebelde!
               EL REY.- Mientes por él, Percy, mientes por él; jamás combatió
               contra Glendower. Te lo aseguro: tanto se habría atrevido a
               encontrarse frente a frente con el diablo que con Glendower. No te
               avergüenzas?... Pero, pardiez, que en adelante no te oiga más hablar
               de Mortimer. Remíteme los prisioneros en el acto o tendrás noticias
               mías poco agradables. Podéis partir con vuestro hijo, mi lord
               Northumberland. Enviadme los prisioneros u oiréis hablar de mí.
               (Salen el Rey, Blunt y la comitiva)
               HOTSPUR.- Aun cuando el diablo mismo viniera a pedírmelos
               rugiendo, no se los enviaré; voy a correr tras él y a decírselo, quiero
               descargar mi alma, aun a riesgo de mi cabeza.



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