Page 123 - A orillas del río Piedra me senté y lloré
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Al despertar me estaba sacudiendo un hombre.
— ¡Beba! —decía—. ¡Beba rápido!
No sabía qué pasaba, ni tenía fuerzas para resistir. Él me abrió la boca,
y me obligó a tomar un líquido que me quemaba por dentro. Vi que estaba en
mangas de camisa, y que yo tenía puesto su abrigo.
— ¡Beba más! —insistía.
Yo no sabía qué pasaba; pero obedecí. Después volví a cerrar los ojos.

