Page 115 - Los Humanoides - Jack Willianson
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—¡Alto! —gritó de pronto Aurora—. ¡Esa
aeronave... el señor Overstreet dice que los muñecos la
arrojarán sobre nosotros!
Claypool se volvió hacia el extremo opuesto del
prado y vio corno varias figuras negras se dirigían
hacia un oscuro aparato volador que se destacaba
contra el amanecer. Aurora también miró, y los
humanoides se desplomaron.
Nuevamente echaron a correr, saltando sobre un
pozo recién abierto. Hacía muchos años que Claypool
no realizaba ejercicios físicos y sus débiles músculos
estaban entumecidos. Algo parecía a punto de estallar
en el interior de su pecho y le dolían las piernas.
Agudas piedras lastimaban sus pies y la respiración le
faltaba. —¡Pero lo haremos! —jadeó entre dientes.
Entonces Aurora lanzó un grito de terror y se detuvo,
forzándolo a retroceder. —¡La cosa que excava! —
murmuró la niña. Era demasiado tarde. La monstruosa
máquina que los humanoides utilizaban para convertir
las rocas en arena y alisar las colinas, avanzaba hacia
ellos, rugiendo y moviendo las hojas metálicas que
llevaba a ambos lados de su masa central. —¡Señor
White! —sollozó la criatura....... ¡No puedo encontrar al
muñeco que conduce a esta máquina! ¡No puedo
detenerla!
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