Page 191 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Caminé tres días sin parar. Apenas comía ni
dormía. Me metía en el saco por meterme. No me
apetecía encender el fuego ni sentarme junto a
él, no quería dormir ni estar despierto; no sabía
qué otra cosa hacer. De vez en cuando me
arrodillaba sobre las piedras y sorbía agua del
arroyo. Caminé hacia el oeste y luego hacia el
norte. En dirección a los Picos Indios. Cuando
voy de caza dejo el trineo y la mochila en un
campamento base o en un punto de referencia y
sigo andando en silencio. Llevo una mochila más
pequeña para pasar el día, con la chaqueta de
plumas y una botella de litro para subir a las
cumbres o pasar el día sentado en alguna ladera
lejos del agua. Cerillas, una sierra de caza, una
parka. Esta vez no fue así. Fui arrastrando el
trineo, rascando y golpeando el suelo metiendo
ruido y no vi ninguna presa, solo ardillas listadas,
sinsontillos, cuervos. Desde los árboles las
ardillas pregonaban por toda la comarca: Ahí
viene Hig con su fusil. Pero no va en serio, anda
acarreando ese artilugio suyo, no tiene buena
pinta, ¿dónde habrá dejado a su chucho? Una
ardilla se movía sobre una rama, nerviosa,
alarmada, el rabo doblado sobre la espalda, su
charloteo era penetrante como una trompa de los
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