Page 449 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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pérdida, y la alarma de pérdida aullando, la aguja


              del anemómetro rondando los sesenta, la alarma,


              el  agudo  balido  de  los  corderos,  los  extraños


              pensamientos  que  te  asaltan  cuando  todo  es


              incierto:  los  putos  corderos  balan  en  el  mismo


              tono.  En  el  puto  tono  de  la  alarma  de  pérdida.


              Suena como su madre.




                     Cima no. Solo gritó una vez. Volví a empujar


              el volante hacia delante, bajé el morro casi hasta



              nivelarlo,             recé          para           que          no        tardáramos


              demasiado  en  alcanzar  suficiente  velocidad  y


              enseguida  la  Bestia  lo  logró,  acelerando  como


              una golondrina que baja en picado después de un


              viraje brusco hacia arriba para atrapar un bicho, y


              volamos  nivelados  a  ciento  cinco,  bajé  la  vista


              hacia los árboles y pensé: Los hemos salvado por



              dos pies.



                     No  fue  un  despegue  ortodoxo.  No  seguí  las



              normas ni siquiera para una pista corta y blanda.


              Seguramente, desde la pradera nuestro vector se


              vería así:














                     ¡Qué alegría estar vivo! Dejé escapar un grito.




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