Page 454 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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también  había  huesos  humanos.  Yo  los  vi.  En


              realidad ya no eran esqueletos, porque faltaba el


              tejido conjuntivo, sino los huesos de los muertos


              tirados  por  todas  partes,  apilados  por  los


              depredadores  y  esparcidos  por  los  carroñeros.


              Montones  tan  grandes  que  se  veían  desde  el


              aire.




                     Cima  vomitó.  Por  la  imagen  de  la  ciudad


              destruida. Abrió la ventanilla a toda prisa, sacó la



              boca por el hueco y roció todo el cristal trasero.


              Aquella era la ciudad a la que iban para hacer las


              compras grandes: el hipermercado, los recambios


              de coche y las herramientas para la granja. Aquí


              venían  al  cine  los  fines  de  semana  si  lo  que


              daban  en  Delta  no  les  interesaba.  El  rancho


              quedaba  casi  a  medio  camino  entre  las  dos



              ciudades. Ella no había visto el final. El Abuelo y


              ella  se  marcharon  cuando  la  cosa  empezaba  a


              ponerse  mal  de  verdad.  Cuando  aún  había


              informativos  en  la  televisión,  cuando  los


              presentadores parecían cada día más agotados,


              y luego también asustados, y luego aterrorizados


              al  ver  que  sus  compañeros  caían  en  los


              hospitales y en las improvisadas salas dedicadas


              a  la  gripe,  o  que  simplemente  no  se  volvía  a








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