Page 82 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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Hackworth casi consiguió vestirse sin despertar a
Gwendolyn, pero ésta empezó a moverse mientras él se
pasaba la cadena del reloj por varios pequeños botones y
bolsillos del chaleco. Además del reloj, otros elementos
colgaban de ella, incluyendo una caja de rapé que le
ayudaba a darse ánimos de vez en cuando y una pluma
dorada que sonaba cada vez que recibía correo.
—Que tengas un buen día en el trabajo, querido —
murmuró ella. Luego, parpadeando una o dos veces,
frunciendo el entrecejo o fijando la vista en el toldo de
zaraza de la cama, añadió—: acabas hoy, ¿no?
—Sí—dijo Hackworth—. Llegaré tarde a casa. Muy
tarde.
—Entiendo.
—No —dijo. Luego se puso derecho. Comprendió
que ahí venía.
—¿Querido?
—No es eso... el proyecto estará acabado. Pero después
del trabajo creo que le traeré una sorpresa a Piona. Algo
especial.
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