Page 138 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–La he leído. La que escribe ahora es mucho mejor. No
me sorprendería que llegase a ser un bestseller, o al menos
tan alto en la lista de calificaciones como pueda llegar una
novela del Oeste. Pero tanto si obtiene ese renombre como
si no, no hay duda de que se convertirá en uno de los clási‐
cos del tema. Por lo tanto, si le curo de su obsesión, su ob‐
sesión puramente negativa, de que no existen los marcia‐
nos...
–Comprendo. Nunca podrá terminar la novela, a menos
que los marcianos le vuelvan loco de nuevo.
–Y le lleven otra vez, por pura casualidad, al mismo tipo
de aberración mental. Una probabilidad entre un millón.
¿Acaso cree que será más feliz viendo y oyendo a los mar‐
cianos y encontrándose imposibilitado de escribir gracias a
ellos?
–¿Sugiere por lo tanto que no se le cure?
–No lo sé. Estoy confuso, señora Deveraux. Faltaría a la
ética profesional si tratara a un enfermo que puede ser cu‐
rado sin hacer ningún esfuerzo para librarle de su enferme‐
dad. Nunca he considerado tal idea, y no debería conside‐
rarla ahora. Sin embargo...
–¿Ha sabido algo de esos cheques?
–Sí. Telefoneé a su editor, el señor Bernstein. El de cua‐
trocientos dólares es una cantidad que éste le debía. Pode‐
mos hacer que Luke lo endose y lo ingresaremos en su
cuenta para atender a sus gastos. Cobro cien dólares sema‐
nales por la estancia aquí; ese cheque bastará para pagar la
semana pasada e incluso tres más si fuese necesario. Los...
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