Page 139 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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–Pero, ¿y sus honorarios, doctor?
–¿Mis honorarios? ¿Cómo puedo cobrar, si ni siquiera in‐
tento curarle? Pero, hablando del otro cheque, el de mil dó‐
lares, ése es un adelanto sobre una futura novela del Oeste.
Cuando le expliqué las circunstancias del caso al señor
Bernstein, es decir, que Luke está definitivamente enaje‐
nado, pero trabajando bien y con rapidez en esa novela, se
mostró muy escéptico. Creo que no tenía mucha confianza
en mi capacidad como crítico literario. Me pidió que obtu‐
viera el manuscrito de Luke, volviera a telefonearle a su
costa y le leyera el primer capítulo por teléfono. Lo hice
como me pedía; la conferencia debió costarle más de cien
dólares, y se mostró entusiasmado. Me dijo que si el resto
del libro mantenía aquella calidad, Luke ganaría posible‐
mente diez mil dólares, y quizá mucho más. Me dijo que
desde luego Luke podía cobrar el cheque por el adelanto,
y que si le hacía algo a Luke que le impidiera terminar la
novela, vendría él personalmente con ánimo de fusilarme.
No es que sus palabras tuvieran un sentido literal, desde
luego; y aunque así fuera, eso no alteraría mi decisión de...
Extendió las manos en un gesto de confusión y un mar‐
ciano apareció, sentándose en una de ellas; dijo:
–Vete a..., Mack.
Y volvió a desaparecer. El doctor Snyder suspiró.
–Trate de comprender, señora Deveraux. Aceptemos que
diez mil dólares sea la cifra mínima que Luke obtenga por
El sendero del desierto. Los cuatro capítulos que lleva es‐
critos constituyen aproximadamente una cuarta parte del
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