Page 137 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Se trataba de una joven muy bonita, sentada ahora muy
recta en un sillón pensado para inclinarse. Alta y esbelta,
con cabellos dorados y ojos de un azul brillante.
–Usted ha dicho que puede diagnosticarlo como paranoia
–insistió.
–Con ceguera y sordera histérica hacia los marcianos, en
efecto. No quiero decir que el caso sea complicado, señora
Deveraux. Pero su esposo es el primer y único paranoico,
de los que he tratado, que se encuentra diez veces mejor,
con un equilibrio mental diez veces más estable que si es‐
tuviera cuerdo. Yo le envidio. Y dudo que deba intentar
curarle.
–Pero...
–Luke, le conozco ya lo bastante bien para llamarlo por
su nombre, ya lleva una semana aquí. Se encuentra muy a
gusto entre nosotros, aunque con mucha frecuencia solicite
verla a usted, y trabaja con entusiasmo en esa novela del
Oeste. Ocho o diez horas cada día. Ya ha terminado cuatro
capítulos; los he leído y son excelentes. Me gustan las no‐
velas del Oeste y leo varias cada semana, de manera que
creo poder juzgar con cierto conocimiento de causa. No es
un trabajo vulgar y adocenado. Se trata de una obra exce‐
lente, a la altura de las mejores de Zane Grey, Luke Short,
Haycox y el resto de primeras figuras en el tema. Conseguí
encontrar un ejemplar de Infierno en Eldorado, la otra no‐
vela que escribió Luke hace años... ¿Fue antes de que se ca‐
saran?
–Mucho antes.
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