Page 135 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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audible producto del error humano, que si nosotros rehu‐
sábamos creer en su existencia, los marcianos terminarían
por marcharse. Una doctrina que, como puede observarse,
mantiene muchos puntos de contacto con el delirio para‐
noico de Luke Deveraux, sólo que a él le daba resultado.
La Iglesia Católica también mantenía unidos a más del
noventa por ciento de sus miembros gracias al sentido co‐
mún, o, si se prefiera, a la infalibilidad de su Papa, quien
decretó la creación de una asamblea extraordinaria com‐
puesta de teólogos y científicos católicos, cuya finalidad se‐
ría determinar la posición de la Iglesia. Mientras no se
adoptara una postura oficial, los católicos podían sustentar
opiniones en uno u otro sentido. La asamblea de Colonia
llevaba un mes reunida y aún estaba deliberando; dado
que su clausura se hallaba supeditada a la obtención de una
decisión unánime, las deliberaciones prometían continuar
indefinidamente, y mientras tanto el cisma era evitado. Al
mismo tiempo, adolescentes de diversos países tenían su‐
puestas revelaciones de índole divina sobre la naturaleza
de los marcianos y su ubicación y propósito en el universo;
sin embargo, ninguna de ellas había sido reconocida por la
Iglesia, y sus seguidores se restringían al ámbito local. Ni
siquiera se aceptó el caso de la muchacha chilena, que mos‐
traba unos estigmas en la palma de sus manos, en los que
se apreciaba la huella de una pequeña mano verde con seis
dedos.
Entre aquellos más inclinados a la superstición a que a la
religión, el número de teorías con respecto a los marcianos
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