Page 204 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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tes y él no conocía el apellido de su mejor amigo, pudo sa‐
ber por fin dónde estaba Pete, y se dirigió hacia allí para
ver si podía ayudarle.
Resultó que Pete ya había sido juzgado y sentenciado y
no necesitaba ninguna ayuda durante treinta días, aunque
aceptó con agradecimiento un préstamo de diez dólares
para comprar cigarrillos durante ese tiempo.
Sin embargo, Oberdorffer consiguió hablar con Pete, y
por medio del papel y el lápiz supo lo que había ocurrido.
Aparte de las faltas de ortografía, la historia de Pete era
que él no había hecho nada, que la policía había cometido
un error. Además, estaba un poco borracho o nunca se ha‐
bría decidido a robar hojas de afeitar en una tienda, a la luz
del día y con los marcianos a su alrededor. Los marcianos
le habían convencido de que entrase en la tienda, prome‐
tiéndole que vigilarían por si llegaba algún policía, y luego
le habían traicionado y empezado a gritar en cuanto tuvo
los bolsillos llenos. Todo era culpa de los marcianos.
Aquella patética historia irritó a Oberdorffer de tal modo
que, en aquel mismo instante, decidió hacer algo para cas‐
tigar a los marcianos. Aquella misma noche. Él era un hom‐
bre muy pacífico, pero su paciencia se había agotado.
De regreso a su casa, decidió faltar por una vez a sus há‐
bitos regulares y comer en un restaurante. Si no tenía que
interrumpir sus pensamientos para prepararse la cena, po‐
dría ponerse a trabajar mucho antes.
En el restaurante pidió salchichas y sauerkraut, y mien‐
tras esperaba que le sirvieran empezó a pensar. Pero en voz
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