Page 205 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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baja, para no molestar a las otras personas que estaban en
el mostrador.
Revisó todo lo que había leído sobre los marcianos en las
revistas de divulgación científica y todo lo que había leído
sobre electricidad, electrónica y la teoría de la relatividad.
La solución lógica llegó al mismo tiempo que las salchi‐
chas y el sauerkraut.
–¡Se necesita un supervibrador subatómico antiextrate‐
rrestre! –dijo a la camarera–. Es lo único que puede vencer‐
les.
La respuesta de la muchacha, si la hubo, no fue escuchada
y ha quedado sin registrar.
Tuvo que dejar de pensar mientras comía, desde luego,
pero pensó en voz alta durante todo el camino a su casa.
Una vez llegado a sus habitaciones, desconectó la señal
(una bombilla roja en lugar de la acostumbrada campani‐
lla), de modo que ninguno de los inquilinos pudiera inte‐
rrumpirle para darle cuenta de una inoportuna gotera o de
un frigorífico recalcitrante, y empezó a construir un super‐
vibrador subatómico antiextraterrestre.
–Usaremos este motor fuera borda para la energía –dijo,
llevando las palabras a la acción–. Sólo que sin la hélice y
con una dinamo para producir la corriente directa a...
¿cuántos voltios?.
Y cuando hubo calculado eso, aumentó el voltaje con un
transformador y luego lo derivó a una bobina de alta ten‐
sión y siguió construyendo e inventando.
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