Page 92 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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marciano. Los hombres se llamaban Kendall y Brent; las


          mujeres eran la señorita Kowalski y la señora Johnston.


            –Y también le presentaría a nuestro amigo marciano, si


          supiera  su  nombre  –dijo  Forbes,  con  animación–.  Pero



          siempre nos dicen que no usan nombre.


            –Mack, vete a... –dijo el marciano.


            Luke escogió una de las sillas vacantes y Forbes volvió a


          su silla giratoria detrás del escritorio. Echó una mirada a su


          reloj de pulsera.


            –Las siete en punto –dijo–. Pero creo que debemos conce‐


          der unos minutos más a nuestro último colega para que


          pueda llegar. ¿Están de acuerdo?


            Todos asintieron, y la señorita Kowalski preguntó:



            –¿Quiere que le entreguemos nuestra cuota mientras es‐


          peramos?


            Cinco billetes de cinco dólares, incluyendo el de Luke, pa‐


          saron de mano en mano hasta llegar al escritorio de Forbes.


          El psicólogo los dejó allí, a la vista de todos.


            –Gracias –dijo–. Voy a dejarlos ahí por el momento. Si al‐


          guno de ustedes no se siente satisfecho cuando termine la



          lección, puede retirar su dinero. Ah, aquí está nuestro úl‐


          timo miembro. ¿Señor Gresham?


            Estrechó la mano del recién llegado, un hombre de me‐


          diana edad, con una incipiente calvicie, que le pareció va‐


          gamente  familiar  a  Luke,  aunque  no  podía  recordar  el


          nombre  ni  dónde  le  había  conocido,  y  lo  presentó  a  los


          otros miembros de la clase. Gresham vio el pequeño mon‐


          tón  de  billetes  encima  del  escritorio  y  añadió  el  suyo,  y




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