Page 96 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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El marciano que estaba sentado encima de sus notas, de
repente kwimmó a la cabeza de Forbes, donde se sentó con
las piernas colgando sobre su rostro y balanceándolas de
tal modo que la visión del psicólogo quedaba alternativa‐
mente bloqueada y despejada.
Forbes miró sus notas, ahora de nuevo visibles, con inter‐
mitencias. Dijo:
–Ah..., aquí hay una nota para recordarles, y será mejor
que lo haga mientras puedo leer la nota; se refiere a que al
tratar con las personas a quienes deben ayudar deben ser
completamente veraces y...
–¿Por qué no lo has sido tú, Mack? –preguntó el marciano
sentado en la esquina del escritorio.
–...no hacer afirmaciones injustificadas sobre su persona
o...
–¿Cómo has hecho tú en esa circular, Mack? ¿Por qué
omitiste decir que varias de las monografías que mencio‐
nabas ni siquiera han llegado a publicarse?
El rostro de Forbes se iba volviendo de un rojo vivo por
detrás del péndulo de las verdes piernas del marciano. Se
puso lentamente en pie, con las manos agarradas al borde
del escritorio.
–Yo..., ah..., uh...
–¿Por qué no les has dicho que no eras más que un ayu‐
dante de psicólogo en la Convair, y la razón de que te des‐
pidieran, Mack?
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