Page 1016 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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el interior de su caja de herramientas en busca de una
sierra para metales, empezó a trabajar en la dura reja,
encogiéndose ante el chirriar del metal.
—Deprisa —dijo la figura invisible que había
debajo—. Alguien ha estado siguiéndonos.
Cuando hubo terminado de cortar la reja, el hombre
del patio introdujo el cable en el irregular agujero. Su
compañero observaba la perturbadora escena. Era
como una especie de grotesca inversión de un parto.
Los hombres del subterráneo sujetaron el cable y lo
arrastraron a la oscuridad de las alcantarillas. Los
metros de cable enrollado que aguardaban en el
tranquilo y apartado patio empezaron a desplegarse
por las venas de la ciudad.
El niño observaba con curiosidad mientras los dos
hombres se secaban las manos en los monos. Cuando
el cable estuvo tirante, cuando hubo desaparecido por
completo bajo el suelo, tendido en un ángulo agudo y
tenso alrededor de la esquina del pequeño callejón, se
alejaron rápidamente de aquel agujero sombrío.
Mientas doblaban el recodo, uno de ellos levantó la
mirada, volvió a guiñar un ojo y desapareció de la vista
del pequeño.
En la calle principal, los dos hombres se separaron
sin decir palabra y se alejaron en direcciones diferentes
bajo el sol poniente.
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