Page 1024 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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colección de arquitecturas brillaba como un
calidoscopio: el estuco y la madera pintada eran del
color de las rosas; los ladrillos adquirían un tono
sanguinolento; las vigas de hierro se tornaban lustrosas
de untuosa luz.
La calle BilSantum se inclinaba bajo el enorme arco
elevado que conectaba el cuerpo principal de la
estación a la Espiga. La estación de la calle Perdido no
era discreta. Sus extremos eran permeables. De su parte
trasera brotaba una osamenta de torretas que se
extendía sobre la ciudad y acababa convirtiéndose en
los tejados de casas toscas y vulgares. Los bloques de
cemento que la cubrían se tornaban cada vez más
achaparrados conforme se extendían en todas
direcciones, hasta convertirse repentinamente en las
feas paredes de un canal. Allí donde las cinco líneas de
ferrocarril se desenrollaban sostenidas sobre grandes
arcos y discurrían a lo largo de los tejados, los ladrillos
de la estación las soportaban y las rodeaban, abriendo
a cuchillo un camino a través de las calles. La
arquitectura se derramaba más allá de sus límites.
La propia calle Perdido era una vía estrecha y
alargada que discurría perpendicular a la calle
BilSantum y se encaminaba sinuosamente hacia el este,
en dirección a Gidd. Nadie sabía por qué antaño había
sido lo bastante importante como para darle su nombre
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