Page 1021 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Cuando por fin se encontraban con el extremo final
de otro grupo en alguno de los nodos principales de un
túnel, algún centro distribuidor de las alcantarillas,
conectaban los dos enormes extremos de cable
utilizando productos químicos, antorchas de calor o un
poco de taumaturgia de andar por casa. Entonces el
cable se unía a las enormes arterias de tuberías que
recorrían las alcantarillas en toda su longitud.
Una vez el trabajo estaba terminado, la compañía se
desperdigaba y desaparecía.
En lugares discretos, alargadas calles secundarias o
grandes extensiones de tejados interconectados, el
cable abandonaba las alcantarillas y era arrastrado por
los grupos que trabajaban en las calles. Lo
desenrollaban sobre montoncillos de juncos podridos
en las partes traseras de los almacenes, por escaleras de
ladrillos húmedos, sobre los tejados y a lo largo de
calles caóticas, donde su laboriosidad pasaba
inadvertida por su banalidad.
Se encontraban con otros, los cables se empalmaban.
Los hombres y las mujeres desaparecían.
Consciente de la posibilidad de que algunos grupos
(especialmente aquellos que operaban en la ciudad
subterránea) se perdieran y no llegaran a los puntos de
encuentro asignados, el Consejo de los Constructos
había estacionado equipos de reserva a lo largo de la
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