Page 110 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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El pub más notorio entre el Alquitrán y el Cancro

            acechaba  en  las  sombras  de  una  enorme  iglesia


            Palgolak.  Estaba  a  unas  pocas  calles  húmedas  del

            puente  Danechi,  que  conectaba  Brock  con  el  Barrio

            Oseo.


                Casi  todos  los  habitantes  de  la  Ciénaga,  por

            supuesto, eran tahoneros o maleantes o prostitutas, o


            cualquier otra profesión de la que no se esperase que

            invocara  un  hechizo  o  mirara  un  tubo  de  ensayo  en

            toda su vida. Del mismo modo, los del Barrio Oseo, en


            su mayor parte, no estaban más interesados en burlar

            la  ley  de  forma  sistemática  que  el  resto  de  Nueva


            Crobuzon. No obstante, Brock siempre sería el Distrito

            Científico,  y  Oseo  el  de  los  Ladrones.  Y,  allí  donde

            aquellas  dos  influencias  se  encontraban  (esotérica,


            furtiva, romántica y, en ocasiones, peligrosa), estaba el

            Hijas de la Luna.

                Con  un  cartel  que  mostraba  los  dos  pequeños


            satélites  que  orbitaban  la  Luna  como  hermosas  y

            engoladas jóvenes, y una fachada pintada de escarlata,

            el Hijas de la Luna era destartalado pero atractivo. En


            el interior, la clientela consistía en los bohemios más

            aventureros de la ciudad: artistas, ladrones, científicos


            proscritos, yonquis e informadores de la milicia que se

            codeaban ante la mirada de la dueña del local, Kate la




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