Page 121 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Una masa de rizos amarillos surgía de debajo en una
coleta con la que estaba en franco desacuerdo.
—La vida de la mente, Lemuel, ha llegado a una
especie de callejón sin salida. Y ahí, amigo mío, es
donde entras tú.
— ¿Yo? —Lemuel Pigeon sonrió ladeado.
— Sí, Lemuel —replicó Isaac ominoso—. También tú
puedes contribuir a la causa del saber.
A Isaac le gustaba charlar con Lemuel, aunque el
joven le hacía sentirse algo incómodo. Se trataba de un
buscavidas, de un estafador, de un perista... el pícaro
quintaesencial. Se había labrado un provechoso nicho
siendo el más eficaz intermediario. Paquetes,
información, ofertas, mensajes, refugiados, bienes:
para cualquier cosa que dos personas quisieran
intercambiar sin reunirse, Lemuel era el mensajero
adecuado. Era imprescindible para la gente como Isaac,
que quería tratar con los bajos fondos de Nueva
Crobuzon sin mancharse las manos. Del mismo modo,
los moradores de la otra ciudad usaban a Lemuel para
alcanzar el reino de la «legalidad» sin encallar en la
puerta de la milicia. No todos los trabajos de Lemuel
involucraban a ambos mundos: algunos eran por
completo legales o ilegales. Pero cruzar la frontera era
su especialidad.
Su existencia era precaria. No tenía escrúpulos y
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