Page 116 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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aquellos racistas que le escupían y llamaban «sapo» o

            «puerco acuático» mientras les buscaba pasajes en los

            textos.


                Comparados  con  ellos,  los  igualitarios  Engranajes

            del  MecDios  eran  una  secta  inofensiva,  por  mucha

            energía  que  pusieran  en  su  mensaje  sobre  la


            mecanicidad del Único Dios Verdadero.

                Isaac y Ged habían discutido largamente a lo largo


            de los años, sobre todo de teología, pero también acerca

            de  literatura,  arte  y  política.  Isaac  respetaba  a  aquel

            vodyanoi  afectuoso.  Sabía  de  su  fervor  en  el  deber


            religioso  de  la  lectura,  y,  por  tanto,  estaba

            enormemente  preparado  en  cualquier  tema  que


            pudieran  tratar.  Al  principio  siempre  se  mostraba

            circunspecto  acerca  de  las  opiniones  sobre  la

            información  que  compartían  («Solo  Palgolak  posee


            conocimientos  suficientes  como  para  ofrecer  un

            análisis», proclamaba pío al comienzo de un debate),

            hasta que el alcohol nublaba su dogmatismo religioso


            y comenzaba a perorar a voz en grito.

                —Ged  —comenzó  Isaac—,  ¿qué  puedes  decirme

            sobre los garuda?


                El otro se encogió de hombros y sonrió ante el placer

            de impartir su saber.


                —No mucho. Hombres pájaro. Viven en el Cymek, y

            en el norte de Shotek, y al oeste de Mordiga, se dice.




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