Page 314 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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droga.

                Isaac se dio una bofetada.

                —Oh, mierda —dijo. Vagas emociones de malestar y


            curiosidad experimental se combinaban en su cabeza.

            Era una emoción infantil, como la de los niños y niñas

            que quemaban insectos con una lupa. Se incorporó y


            metió  una  gran  cuchara  de  madera  en  el  envoltorio.

            Acercó la masa coagulada al ciempiés, que casi bailó de


            excitación al ver, u oler, o sentir de algún otro modo, la

            llegada de la mierda onírica. Isaac abrió una pequeña

            compuerta instalada a tal efecto en la parte trasera de


            la jaula y volcó las dosis. De inmediato, el ciempiés alzó

            la cabeza y cayó sobre la mezcla grumosa. Ahora su


            boca  era  lo  bastante  grande  como  para  que  su

            funcionamiento  se  apreciara  con  claridad.  Abrió  las

            fauces y engulló con voracidad el poderoso narcótico.


                —Esa —dijo Isaac— es la jaula más grande en la que

            te voy a meter, así que tómatelo con calma, ¿eh? —Se

            alejó para vestirse, sin apartar la mirada de la criatura.


                Recogió y olió las diversas prendas tiradas por toda

            la estancia. Se puso una camisa y unos pantalones que

            no olían mal y que tenían pocas manchas.


                Será mejor que haga una lista de tareas, pensó sombrío.

            Lo primero, matar a palos a Lucky Gazid. Se acercó a su


            mesa. El diagrama de la Teoría Unificada de Campos

            que realizara para Yagharek seguía encima de la pila




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