Page 331 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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alienígena, recorriendo mi estúpido camino hacia el lugar
donde se congregaban los cien tíficos y reconstructores del
mundo. El medio se había convertido en el fin. Si recuperaba
mis alas me convertiría en alguien nuevo, sin el deseo que me
definía.
Vi en aquella húmeda primavera, mientras vagaba sin fin
hacia el norte, que no buscaba satisfacción, sino disolución.
Pasaría mi cuerpo a recién nacido y descansaría.
Cuando salí de aquellas colinas y llanuras me había
convertido en una criatura mucho más dura. Dejé Myrshock,
donde había llegado mi nave, sin pasar allí una sola noche.
Es una fea ciudad portuaria con los suficientes de mi raza
como para sentirme oprimido.
Me apresuré a través de la urbe en búsqueda de
suministros y confirmación de que iba bien encaminado hacia
Nueva Crobuzon. Compré crema fría para mi espalda rota y
supurante, y encontré a un doctor lo bastante honrado como
para admitir que no encontraría en Myrshock a nadie capaz
de ayudarme. Le di mi látigo a un mercader que me dejó ir en
su carro durante ochenta kilómetros, hacia los valles. No
aceptó mi oro, solo mis armas.
Estaba ansioso por dejar el mar detrás. El mar fue un
interludio. Cuatro días en un lento y oleoso barco de ruedas,
arrastrándonos por el Mar Escaso mientras yo permanecía
abajo, sabiendo solo por el vaivén y el sonido del agua que
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