Page 334 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
P. 334
18
Los vientos primaverales eran cada vez más cálidos.
El aire sucio sobre Nueva Crobuzon estaba cargado.
Los meteoromantes de la ciudad en la torre nube de la
Cuña del Alquitrán copiaban las cifras de los diales
giratorios y arrancaban gráficas de frenéticos
indicadores atmosféricos. Apretaban los labios y
sacudían la cabeza.
Hablaban entre murmullos sobre el verano
prodigiosamente cálido y húmedo que se avecinaba.
Golpeaban las enormes tuberías del motor aeromórfico
que se alzaba por toda la altura de la torre hueca como
un gigantesco órgano, como los cañones de un arma
que exige un duelo entre la tierra y el cielo.
—Maldito trasto inútil de mierda —musitaban
disgustados. Se habían hecho intentos no demasiado
en serio por arrancar las máquinas en los sótanos, pero
no se movían desde hacía ciento cincuenta años, y no
había nadie vivo capaz de arreglarlas. Nueva
Crobuzon se veía obligada a soportar el clima dictado
por los dioses de la naturaleza o el azar.
En el zoológico de Cuña del Cancro, los animales se
movían inquietos ante el cambio del tiempo. Eran los
últimos días del celo, y el incansable nerviosismo de los
cuerpos lujuriosos había remitido un tanto. Los
cuidadores estaban aliviados por el cambio. La
334

