Page 39 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Cogió sus compras y se marchó rápidamente.
La atmósfera de pía comunidad en Kinken le ponía
enferma.
El taxista estaba esperando y saltó tras él, señalando
hacia el nordeste para que se alejara en esa dirección.
La Colmena del Ala Roja, el Enjambre del Cráneo Felino,
pensó, mareada. Putas santurronas. ¡Lo recuerdo todo!
Hablar y hablar de comunidad, de la gran colmena khepri,
mientras las «hermanas» de Ensenada se afanan en recoger
patatas. No tenéis nada, rodeadas de gente que se burla de
vosotras como insectos, que compra vuestro arte por una
miseria y os estafa vendiéndoos comida; pero como hay otros
con todavía menos os declaráis protectoras de las costumbres
khepri. Me niego. Vestiré como quiera. Mi arte es mío.
Respiró con mayor facilidad cuando las calles a su
alrededor se limpiaron del pegamento de escarabajo, y
cuando las únicas khepri en las calles fueron, como ella,
proscritas.
Ordenó al taxi que pasara bajo los arcos de ladrillo
de la estación del Bazar de Esputo justo cuando un tren
rugía sobre sus cabezas como un enorme y petulante
niño de vapor. Se encaminaba hacia el corazón de la
Ciudad Vieja. Subrepticiamente, Lin dirigió al taxi
hacia el Puente Barguest. No era el lugar más cercano
por el que cruzar el Cancro, el hermano del Alquitrán;
pero lo haría por la Ciénaga Brock, la zona triangular
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