Page 400 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
P. 400
extraordinarias instrucciones por todo el cerebelo de
tuberías. Las válvulas saltaban y los interruptores
zumbaban con un stacatto de temblores, de apariencia
demasiado rápida como para tratarse de otra cosa que
puro azar. Más, en aquellas abruptas secuencias de
código numérico, el desagradable y pequeño virus
mutó y evolucionó.
La información codificada se acumulaba dentro de
las limitadas neuronas ceceantes, alimentada en la
idiota recursión del virus antes de ser tejida a partir de
los nuevos datos. El virus floreció. El estúpido motor
de su básico y mudo circuito cobró velocidad y generó
unos capullos de nuevo código vírico en una espiral de
fuerza centrífuga binaria que alcanzaron todos los
rincones del procesador.
Cada uno de los circuitos víricos subsidiarios repitió
el proceso hasta que las instrucciones y los datos de los
programas espontáneos inundaron cada senda de
aquella limitada máquina de cálculo.
El constructo permanecía en su esquina,
sacudiéndose y zumbando levemente.
En lo que había sido un insignificante rincón de su
mente de válvulas, el virus original, la primera
combinación de datos corruptos y referencias sin
sentido que había afectado a la capacidad del
constructo para barrer el suelo, aún mutaba. Era el
400

