Page 402 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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que la combinación de síes y noes, pero en tal cantidad,
tal complejidad, que se aproximaban a conceptos.
Al final, en un determinado punto, la cantidad se
trocó calidad. Algo cambió en el cerebro del constructo.
Donde antes había una máquina de cálculo que
trataba desapasionada de soportar el chorro de datos,
algo metálico se sacudió en aquella sopa y sonó un
conjunto de válvulas que no habían recibido
instrucciones de tales números. El motor analítico
generó por su cuenta un bucle de datos. El procesador
reflexionó sobre su creación con un siseo de vapor de
alta presión.
Antes había una máquina de cálculo.
Ahora pensaba.
Con una extraña y alienígena consciencia de cálculo,
el constructo reflexionó sobre su propio reflejo.
No sentía sorpresa, ni alegría, ni furia, ni horror
existencial.
Solo curiosidad.
Paquetes de datos que habían esperando, circulando
sin examen de nadie en la caja de válvulas, se tornaron
de repente relevantes, interactuando con aquel
extraordinario y nuevo modo de cálculo, su proceso
autotélico. Lo que había sido incomprensible para un
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