Page 444 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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siete líneas radiales que surgían de las enormes
aberturas distribuidas por toda la fachada exterior. Las
vías se abrían al rostro colosal de Nueva Crobuzon.
Desde donde se encontraba, el sargento alcanzaba a
divisar las vías aéreas entrar en la torre de la milicia en
Sheck, a un kilómetro y medio hacia el suroeste, y
emerger más allá. Vio cómo una cápsula abandonaba
aquella torre, dejando su caótico estacionamiento casi
a la altura de sus ojos, para dirigirse hacia el Alquitrán,
que discurría sinuoso y poco fiable hacia el sur.
Alzó la mirada al seguir sonando el tubo y, al darse
cuenta de cuál demandaba atención, maldijo y recorrió
a toda prisa la cámara, su chaqueta ondeando al viento.
Aun en verano hacía frío a aquella altura sobre la
ciudad, sobre todo en una estancia abierta que
funcionaba como un ventilador gigante. Extrajo la
clavija del tubo de comunicación y habló dentro del
bronce.
— ¿Sí, secretaria de Interior?
La voz que emergió era débil y distorsionada por su
viaje a través del metal retorcido.
—Prepare mi cápsula de inmediato. Voy a la Isla
Strack.
Las puertas de la Sala Lemquist, el despacho del
alcalde en el Parlamento, eran enormes y estaban
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