Page 445 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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festoneadas con hierro viejo. Había dos soldados
estacionados en el exterior en todo momento, pero se le
negaba una de las capacidades habituales de tener un
puesto en los corredores del poder: ningún rumor,
ningún secreto, ningún sonido de ninguna clase
llegaba a sus oídos desde detrás de las inmensas hojas.
Tras la entrada forrada de metal, la sala en sí era de
una altura exagerada, panelada con madera oscura de
una calidad tan exquisita que prácticamente era negra.
Los retratos de los anteriores alcaldes rodeaban el
lugar, desde el techo de diez metros de altura,
descendiendo en espiral hasta llegar a dos metros del
suelo. También había una gran ventana que daba
directamente a la estación de Perdido y a la Espiga.
Una variedad de tubos de comunicación, máquinas de
cálculo y periscopios telescópicos aguardaba en sus
nichos por toda la estancia, en posturas oscuras y
extrañamente amenazadoras.
Bentham Rudgutter se sentaba detrás de su escritorio
con un aire de mando absoluto. Nadie que lo hubiera
visto en aquella estancia había podido negar la
extraordinaria sensación de poder total que exudaba.
Allí era el centro de gravedad. Él lo sabía en un nivel
muy profundo, y así lo hacían sus invitados. Su gran
altura y su corpulencia musculosa se sumaban, sin
duda, a aquel efecto, pero se trataba de algo que iba
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