Page 62 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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un proceso regular con el que trataba de establecer una
reputación entre los artistas y mecenas de Nueva
Crobuzon. Gazid era una figura patética que no dejaba
de recordar a quienes le escuchaban la triunfal
exposición que había preparado, hacía treinta años,
para una escultora etérea ya muerta. Lin y la mayoría
de sus amigos lo veían con lástima y desprecio. Que
ella supiera, todos le dejaban tirar sus heliotipos y le
daban alguna moneda, incluso un noble, «como
adelanto de su comisión». Después desaparecía
durante algunas semanas, para aparecer con vómito en
los pantalones o sangre en los zapatos, zumbado por
alguna droga nueva, empezando el proceso una vez
más.
Salvo aquella vez.
Gazid le había encontrado un comprador.
Cuando se sentó junto a ella en el Reloj y el Gallito,
había protestado. Aún no le tocaba el turno de
aguantarlo, le escribió en la libreta, pues le había
«adelantado» toda una guinea hacía una semana; pero
Gazid la interrumpió, insistiendo en que se fuera con
él. Mientras los amigos de Lin, la élite artística de los
Campos Salacus, se reían y le animaban a obedecer,
Gazid le entregó una tarjeta blanca impresa con un
sencillo símbolo: un tablero de ajedrez de tres por tres.
En ella había escrita una breve nota:
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