Page 98 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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destartaladas. Mi corazón casi reventó. Le grité, a ese
muchacho de mi propia especie, en la lengua del desierto... y
me devolvió la mirada, extendió las alas y abrió el pico,
rompiendo a reír cacofónico.
Me maldijo con su bestial cacareo. Su laringe luchaba por
pronunciar sonidos humanos. Le grité, mas no comprendía
Chilló a alguien a su espalda y un grupo de pillos humanos
surgió de los agujeros de la ciudad, como espíritus resentidos
con los vivos. Aquel pollo de ojos brillantes me hizo gestos,
insultándome demasiado rápido como para comprenderlo. Y
aquellos sus camaradas, los matones de rostro sucio, esas
criaturas pequeñas, amorales y embrutecidas con caras
marcadas y pantalones desgarrados, escupían sus gargajos
con flema, y reuma, y polvo urbano, las chicas con camisetas
teñidas y los chicos con chaquetas demasiado grandes,
cogieron adoquines del suelo y me apedrearon en la oscuridad
de un umbral destartalado.
Y el pequeño al que no llamaré garuda, pues no era más
que un humano con extrañas alas y plumas, mi pequeño no‐
hermano perdido, me apedreaba junto a sus compañeros y
reía, y rompía ventanas tras mi cabeza, y me insultaba.
Comprendí entonces, mientras las piedras astillaban mi
almohada de pintura vieja, que estaba solo.
Y así sé que debo vivir sin respiro alguno de mi
aislamiento. Que no volveré a hablar a otra criatura en mi
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