Page 56 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  Y así, de pronto, Corbell sintió que se hundía


               en el infinito. La Luna entera se alejaba de él.






                  Le  lanzaron  con  fuerza.  Corbell  lo  vio  todo


               rojo, sintió que las mejillas se le estiraban hacia


               las  orejas.  La  nave  no  tenía  problemas;  estaba


               construida para soportar corrientes de remolino


               en cualquier dirección.


                  Sobrevivió.  Logró  salir  de  su  diván  a  tiempo



               para  contemplar  el  paisaje  lunar,  que  se


               empequeñecía  a  sus  espaldas;  una  vista


               magnífica.


                  Transcurrieron varios días en caída libre. Aún


               no  avanzaba  a  velocidades  de  estatorreacción,


               pero el Estado le había lanzado hacia el interior


               de la órbita de Mercurio, directamente hacia el


               viento  solar,  cada  vez  más  fuerte.  Protones,


               abundante  combustible  para  los  campos  de



               presión  dinámica  y  una  ayuda  para  resistir  la


               gravedad  del  Sol.  Mientras  tanto,  disponía  de


               casi todo el día para jugar con el ordenador.


                  En cierto momento se le ocurrió que quizá el


               Estado vigilaba el trabajo de su ordenador, pero


               descartó  la  idea.  Probablemente  ya  era


               demasiado  tarde  para  que  le  detuvieran.  De



               cualquier modo, ya había dicho demasiado.





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