Page 98 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
P. 98

Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  —Nunca  he  sabido  por  qué  elegiste  como


               meta el eje galáctico. Tal vez jamás lo entienda.



                  El  corazón  de  la  galaxia  de  Andrómeda


               destellaba en luces de colores. Corbell señaló:


                  —Por eso. Por su belleza. Por la misma razón


               que cierta vez crucé el Gran Cañón a lomos de


               una muía. ¿Te imaginas lo que sería un planeta


               en el borde de esa esfera? ¡Qué noches!


                  —Puedo                   hacer             algo            mejor.              Puedo



               presentártelas, por extrapolación.


                  Y  así  lo  hizo.  La  silla  de  Corbell  flotó  por


               encima  de  un  paisaje  oscuro.  El  cielo  estaba


               repleto  de  estrellas  que  competían  por  el


               espacio,  grandes  o  pequeñas,  rojas,  azules,  en


               blanco              puro;             dos           de          ellas          giraban


               vertiginosamente  arrojando  una  espiral  de  gas


               rojizo.  El  cielo  giró.  Una  pared  negra  se  alzó


               hacia el este: diez mil años‐luz de polvo… y de



               pronto  el  útero  volvió  a  ser  como  siempre,


               mientras Corbell seguía boquiabierto.


                  —Pude haber hecho esto antes de que pasaras


               el  primer  período  en  hibernación.  Habríamos


               completado  tu  misión  de  sembrar  los  mundos


               que se te indicaron, y en cualquier momento te


               habría mostrado esos cielos. ¿Por qué no me lo



               dijiste?





                                                            97
   93   94   95   96   97   98   99   100   101   102   103