Page 156 - Kraken - China Mieville
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gimnasios de yudo, aceras frías donde la basura se
movía en silencio. El cielo cerró su última rendija
y se hizo de noche. Billy y sus abductores iban
siguiendo las vías, persiguiendo un tren
iluminado. Los conducía a alguna parte. Se
detuvieron junto a un puente oscuro.
—Vamos, vamos —dijo Goss. Miró hacia arriba
sospechosamente y husmeó. Sacó a Billy del coche
de un estirón. Billy pensó que iba a vomitar. Tuvo
una arcada. Goss exhaló una de sus bocanadas
humeantes. Abrió con llave una puerta de
calamina y empujó a Billy a la oscuridad. Subby
tiró de él desde algún lugar indeterminado.
Goss habló como si él y Billy estuvieran
enfrascados en una conversación.
—Entonces, ¿es él? No lo sé, puede ser, ¿lo
tienes todo? Está bien, coge la puerta, ¿listo?
Algo se abrió. Se produjo un cambio en el
ambiente frente a Billy. Goss susurró:
—Ahora, silencio.
La estancia en la que se encontraban olía a
humedad y a sudor. Algo se movió. Hubo un
ruido, un chisporroteo y un crujido. Se
encendieron las luces.
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