Page 358 - Kraken - China Mieville
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aproximaba. Era un hombre fornido en vaqueros y
botas negras, una chaqueta de cuero, la cara
cubierta con un casco de motorista. Esperando
junto a la valla había otro hombre, vestido
exactamente igual.
Los escarabajos, que habían permanecido a la
espera en perfecta quietud, se dispersaron un poco
y se concentraron en los asuntos aparentemente
insustanciales propios de la vida insectil, como si
simplemente estuvieran merodeando por allí. Pero
con creciente alarma, el huelguista coagulante se
percató de que el hombre sin rostro los estaba
mirando a ellos, apartando a patadas su camuflaje
de maleza, levantando sus grandes botas de
motero y bajándolas, justo encima de ellos,
demasiado rápido como para que pudieran
dispersarse.
Con cada golpe, decenas de carapachos se
resquebrajaban, dando salida a las tripas
espachurradas, y la consciencia global menguó y
se convirtió en un pánico menos sensible. Los
escarabajos se escabullían y el hombre los mataba.
El organizador de la UAM dobló la esquina. Se
quedó plantado a la gris luz del día, a la vista de
fachadas georgianas desconchadas, los cochecitos
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