Page 363 - Kraken - China Mieville
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Si de algo había disfrutado Collingswood nada
más entrar en la policía (de que la hubieran fichado
para la UDFS) era de la jerga. En un principio le
había resultado incomprensible y deliciosa, poesía
del absurdo, todo ese «mi terreno» por aquí y «su
ave negra» por allá, la trena y el agujero y la guita,
los binladens y las kelis y las recortadas, y la
aterradora invocación de un hocico.
La primera vez que había oído aquella última
palabra, Collingswood aún no sabía la frecuencia
con la que se iba a encontrar, por ejemplo, con
entes guardianes compuestos, ensamblados por
algún sacerdote de un dios animal (raramente), o
entes invocados que se autodenominaban
demonios (una frecuencia algo mayor). Creyó que
la palabra era una descripción, y se había
imaginado que el hocico al que Baron se la había
llevado a conocer tendría una peligrosa presencia
de mandril perceptivo. El hombre gris que le había
sonreído con afectación en el pub le había causado
tal decepción que, con un simple movimiento de
los dedos, le provocó al desdichado un dolor de
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